12.30.2005

Comunicación y soledad

Sentirse solo en estas fiestas de fin de año es más común de lo que se piensa. Muchas veces la solución está al alcance de la mano y depende de tomar la iniciativa de comunicarse, en vez de concentrarse en sufrir.

Muchos esperan que otros los llamen, los inviten o les escriban y se sientan a pensar cómo es posible que no los recuerden en estas fechas tan importantes. No tienen conciencia alguna de que ellos hacen lo mismo con otros que esperan, como ellos, este contacto.

El problema se produce porque son muchos los que se quejan y pocos los que se comunican con los demás.

La tecnología actual ofrece numerosas formas de estar en contacto con las personas que necesitamos sentir cerca. A menos que desee sufrir y ser víctima, conviene aprovechar las oportunidades que nos ofrece el siglo XXI.

Los que tienen acceso a Internet pueden en esta fecha, saludar a todo el mundo, expresar sentimientos de agradecimiento a los que fueron buenos con ellos durante el año. Haga la experiencia de enviar a otros un regalo tan simple como es una fotografía significativa o una imagen cualquiera que les traiga un lindo recuerdo compartido, o una frase escrita desde el alma. Sentirá de inmediato cómo esa persona se acerca a usted y responde contenta. Y si no lo hace, igual usted se sentirá bien de iniciar ese acercamiento.

Los que no usan Internet pueden llamar por teléfono, invitar o visitar a quienes quieran ver en ese momento. Aunque parezca obvio, son muchos los que no lo hacen y se quejan de que los demás no se les acercan. Lo importante es tomar la iniciativa.

Hace unos años recibí en esta fecha un llamado telefónico de una persona que había conocido en el año y con quien no había mantenido ninguna otra relación más que el acogimiento en un momento de trabajo para ella difícil. Me dijo que había escogido eso como lo mejor de su año y quería agradecérmelo. Ella siempre hacía un gesto así para Navidad o Año Nuevo. Me sentí tan contenta, que nunca lo he olvidado, aunque no la he visto más.

He conocido personas sin hijos ni familiares que viven rodeadas de quienes los quieren, porque han construido el cariño con esfuerzo a través de la entrega y la comunicación. Otras en cambio, pertenecientes a numerosas familias, continúan solas porque no se preocupan más que de quejarse de lo abandonadas que están.

La comunicación, en general, es una acción que depende de dos: el que envía el mensaje y el que lo recibe y responde. También, de lo que se quiera comunicar y de la forma en que las cosas se expresan.

Si lo que dice es agresivo o hiere la sensibilidad de quien lo recibe indudablemente que su comunicación tendrá un efecto negativo y el próximo año, pasará estas fiestas igualmente sólo que ahora.

Comunicarse, con afecto, entregando atención a los demás antes de solicitarla de éstos es una buena forma de superar esta soledad, que depende en gran medida de la actitud personal y la iniciativa.

12.23.2005

La importancia de la letra chica en los diarios

Aprender a leer los diarios, incluyendo la letra chica y a descubrir lo que se dice, más allá de las palabras, es parte esencial de una buena información. Puede por lo tanto ser vital para el desarrollo del país ya que tanto el equilibrio del mercado como la democracia funcionan bien, sólo si existe un consumidor-ciudadano bien informado.

Hace unos días leí, con estupor, el título de un medio informativo de alta circulación. Decía con gran seguridad que uno de los candidatos de las elecciones recién pasadas no era apto para ejercer el cargo. Esto, en letras muy grandes acompañado de un epígrafe, en caracteres minúsculos que atribuía la frase a su contendor, el candidato de la otra lista.

El estupor, aunque no la sorpresa, me lo produjo la manera tan mañosa de manejar la información. Aunque después de años observando el comportamiento de los medios, pocas cosas me pueden sorprender.

Al analizar cuidadosamente el tema, se descubre el mundo de intereses, ideológicos y económicos, que se mueve tras la presentación de cada noticia. La forma de titular, de inducir a pensar en una dirección que conviene a los dueños del periódico se hace, además, a la chilena. Todo es y no es, al mismo tiempo.

Las cosas se dicen para que el lector quede con una imagen en la mente, pero a la vez no se percate de la manipulación. Tampoco el afectado puede querellarse o darse por ofendido, porque aunque el pensamiento refleja el del periódico, y ni siquiera está entre comillas lo dice, según la letra chica, alguien externo a la empresa periodística.

Un titular de primera plana y a gran tamaño, impacta al lector común quien da por hecho que lo dicho allí es una verdad irrefutable y lo hace suyo. Pocos se detienen a leer y menos a pensar, que sólo es lo que asegura la persona menos imparcial para dar una opinión: el competidor en las elecciones, .

La única forma de defenderse de esta mala información es una buena educación para leer los periódicos. Para eso es indispensable que el lector aprenda desde la enseñanza media a observar lo que se dice entre líneas.

La información se entrega en los medios de comunicación de acuerdo a los intereses de los dueños, lo que es legítimo, aunque pueda ser muy distante de la realidad que vive el lector. Por eso es vital que este último esté preparado para leer e interpretar los datos que le entregan. Y eso no sucede comúnmente.

Por esa razón, a menudo leen tanto los mensajes periodísticos como los publicitarios con tanta inocencia que los hacen tomar decisiones perjudiciales a sus propios intereses.

TLC con China y adultos mayores

Ser “adulto mayor” en este país es símbolo de decadencia. Al contrario de lo que aquí sucede, en la sociedad China, ser viejo es ser sabio y las personas mayores gozan de una alta jerarquía social.

Los medios de comunicación chilenos tienen una gran responsabilidad en la imagen que proyectan de los adultos mayores, a quienes sólo se les ve bien cuando son parte de una promoción de turismo para tercera edad. La mayoría de los artículos o publicidad que los incluyen, muestran fotos de personas sin dientes, bien arrugadas y, ojalá, mal vestidos o enfermos. Así inspiran en lo que los ven, con mucha suerte, algo de compasión.

La sociedad los ve masivamente así, como consecuencia de lo que a diario muestran los medios de comunicación. Como consecuencia, un día después de cumplir los sesenta, se pasa de persona normal a otra que, con cierto tono despectivo o caritativo, los diarios llaman “ ancianito o abuelito”, aunque no tenga nietos. Ha pasado solo un día desde que se era un ejecutivo de éxito y ahora se forma parte del segmento de tercera edad, al cual se les ofrecen remedios, que muchas veces no necesitan más que los jóvenes, y viajes, que posiblemente no pueden ni desean hacer.

Actualmente en Chile la comunidad no otorga a los adultos mayores lo único que quisieran tener: la dignidad. Esto podría lograrse si le proporcionara una imagen pública que le permitiera acceder a un trabajo, si lo desea, o integrarse al mundo activo, como se hacía hasta hace pocos años, cuando no se había inventado el concepto de tercera edad. En ese momento los niños y adultos compartían las fiestas y los espacios, sin la segmentación de hoy. Ésta obedece en parte a la necesidad publicitaria de dividir, para reinar con avisos dirigidos a un público determinado, según cual sea el producto que ésta ofrece.

De acuerdo a la cifras del Censo del 2002 ,el grupo de 60 y más años en Chile, alcanzaba al 11,4 % del total del país, cerca de 1,7 millones de habitantes. En el 2020, se estima que éstos serán cerca de 3 millones de personas. Sin embargo, los medios de comunicación los continúan segregando, lo que comienza en el momento mismo que se proyecta su imagen como un estamento diferente de los adultos en general.

El culto a la juventud que profesamos los chilenos está lejos de considerar las corrientes de pensamiento oriental, en que los ancianos son venerados por su sabiduría. Aquí se les trata de empujar para que dejen los cargos y “den tiraje a la chimenea”, dejando paso a los más jóvenes e inexpertos posibles, que deben hacer las mismas experiencias por las que ellos ya pasaron, para sacar conclusiones similares, que sería muy bueno aplicar pronto en el país.

Si los menores de sesenta pensaran que ellos también alcanzarán esa edad, tal vez tomarían las medidas para superar este problema. Podrían, por ejemplo, agregar al ¨TLC con China, un artículo que promueva la baja de aranceles para la importación del concepto que allí se tiene de la ancianidad, aquel que proyecta a este grupo como fuente de sabiduría y veneración.

12.10.2005

Mujeres: ¿Clones de sus maridos?

Un importante periódico de la capital, en la semana antes de la elección presidencial, en vez de entrevistar a la candidata, conversó con las esposas de los otros dos candidatos.

A nadie sorprenden ya estas cosas, porque son un fiel reflejo de la sociedad en que vivimos, donde al parecer es más importante destacar la labor de la mujer detrás de un hombre líder, que la de otra que hace noticia.

Las razones pueden ser muchas y van desde las simpatías ideológicas del medio, al simple deseo de mirar con detención el intenso trabajo de estas abnegadas esposas, a quien el diario menciona como “clones de sus maridos”. Sin embargo, esto nos hace detenernos a pensar sobre el tema.

El trato que la mujer recibe en los medios de comunicación, normalmente, tiende a proyectar su imagen como alguien secundario: un ser que necesita del apoyo de un hombre para ser importante. Sólo se colocan en primera plana las muy ligeras de ropa, transformadas en objeto; las que lloran en forma desmesurada, especialmente si lo hacen por sus hijos, o las que son muy conflictivas.

Lamentablemente, estas imágenes son las que permanecen en la retina y en la mente de la sociedad y mantienen a la mujer en un segundo plano, del cual le cuesta mucho salir. A ella se le asignan los quehaceres domésticos para toda la familia, un trabajo oculto a los ojos de la sociedad y sin remuneración. Además, debe asumirlo tenga o no las habilidades para hacerlo, invirtiendo sus horas más valiosas en labores rutinarias que poco aportan al desarrollo de su espíritu e intelecto. De esta forma, si una mente como la de Einstein hubiera nacido en el cuerpo de una mujer, con el quehacer de la casa, no habría tenido tiempo para formular la Teoría de la Relatividad. Un talento como el de Bethoven, en un ser del sexo femenino, no habría compuesto sus magníficos conciertos y, posiblemente, la comida elaborada por sus manos, no habría producido el mismo placer a las generaciones venideras que sus sinfonías.

Mientras tanto, el hombre prolijo que haría bien las labores de la casa y que, a veces, no tiene ideas ni talento que aportar al mundo público, debe salir a éste porque la sociedad lo impone, para ser proveedor de la familia.

Aunque hoy existen algunos cambios al respecto, éstos aún son insuficientes y el “machismo renovado” surge en la mente de hombres y mujeres y hasta en los periódicos, como producto de una larga historia de roles impuestos por la costumbre, en vez de ser escogidos y compartidos.

Los medios de comunicación como reflejo de la sociedad en que vivimos ,siguen asociando y difundiendo, masivamente, una imagen masculina en los cargos y temas importantes y una femenina en los roles secundarios. Además, responsabilizan a la mujer de todo lo que ocurre en el hogar y a los hijos que nacen, al menos así lo entiendo, como fruto de la relación de un padre con una madre.

No extraña por lo tanto, pero si es necesario hacerlo notar, que en vez de entrevistar a la candidata a la Presidencia de la República, la semana anterior a la elección, hablen con las señoras de dos de los candidatos. Tampoco que a ellas se les señale como “clones de sus maridos”, en vez de destacar sus propias ideas o acciones. O que se espere que si sus esposos triunfan, asuman una serie de cargos, que no asignarían al esposo de ninguna candidata.

Si una mujer ganara las elecciones chilenas, con o sin esposo, le correspondería de seguro desempeñar un doble rol: el de Primer Mandatario y el de presidenta o vice presidenta de todas las instituciones habitualmente asignadas a las esposas de los presidentes. Si sucede lo contrario, las esposas deberán, quieranlo o no, echar sobre sus espaldas un sinnumero de cargos y actividades que, posiblemente nunca quisieron ejercer o no están preparadas para desempeñar.

La imposición de roles de todo tipo en nuestro país, es una irracionalidad que es necesario repensar, si queremos vivir en una sociedad mejor y más feliz .

12.04.2005

Alimentos light: ¿realmente necesarios?

Comerse un plato de papas fritas o un enorme y cremoso pedazo de torta acompañado de una bebida light, es mucho más común de lo que uno pueda imaginarse.
La salud y la buena nutrición no es en apariencia lo que mueve a quienes consumen estos productos sino una moda, sistemáticamente alimentada por la publicidad.

Chile es el tercer consumidor de productos light en Latinoamérica. Según la “Radiografía del Consumidor” que elabora Latin Panel, el 53 % de los hogares de la Región Metropolitana tiene alimentos o bebidas light o diet en su lista de compras.

Preferir estos productos a los normales, normalmente más económicos, es una costumbre que se impone con las fuertes campañas realizadas por los medios de comunicación. El mensaje que se percibe en ésta al igual que los artículos que se hacen en torno a la forma de alimentarse, están principalmente dirigidon a ser flaco y no necesariamente a ser sano.

Bebidas, margarinas, yogur y todo tipo de alimentos se ofrecen en el mercado destacando estas cualidades. Y, como es bien visto estar a dieta, flacos y gordos, hacen régimen, sin consultar previamente a un profesional. Además, hasta los niños consumen productos dietéticos porque están siempre a mano en casa. Pocos toman en cuenta si los edulcorantes que estos consumen en un día sobrepasan o no los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud para que los afecten ya que en cierta cantidad podrían ser cancerígenos.

La responsabilidad que tienen los medios de comunicación en este tema es notable. Difunden como silueta ideal la de mujeres flacas. Las personas de talla mediana aspiran a lograr esta meta y muchas veces deterioran su salud.

Posiblemente algunos periodistas escriban crónicas al respecto, sin una formación adecuada sobre temas de nutrición pero lo más probables es que ellos no hagan más que obedecer a su editor que les solicita respaldar campañas que impulsan las empresas avisadoras del medio de comunicación con el fin de subir sus ventas.
¿Cómo proliferarían los productos dietéticos si la gente pusiera su énfasis en una nutrición equilibrada y no recibiera a cada rato los mensajes que las impulsan a consumirlos?
La verdad es que los consumidores muchas veces no tienen siquiera conciencia de que los productos light no siempre son bajos en calorías: pueden serlo en proteínas, hidratos de carbonos (azúcar y almidones), lípidos y grasas, o contener mayor cantidad de fibras.
Puede suceder entonces que para adelgazar compren pan dietético que no tiene menos calorías que uno corriente, sino mayor cantidad de fibra, por lo cual mejorará su digestión pero sin bajar de peso.
Valdría la pena pensar si debemos hacer caso en todo a lo que nos dicen los medios de comunicación que debemos comprar o si es mejor invertir ese dinero en verduras, frutas y pescados que nutren mejor y permiten mantenerse en forma sin llegar a extremos.