12.10.2005

Mujeres: ¿Clones de sus maridos?

Un importante periódico de la capital, en la semana antes de la elección presidencial, en vez de entrevistar a la candidata, conversó con las esposas de los otros dos candidatos.

A nadie sorprenden ya estas cosas, porque son un fiel reflejo de la sociedad en que vivimos, donde al parecer es más importante destacar la labor de la mujer detrás de un hombre líder, que la de otra que hace noticia.

Las razones pueden ser muchas y van desde las simpatías ideológicas del medio, al simple deseo de mirar con detención el intenso trabajo de estas abnegadas esposas, a quien el diario menciona como “clones de sus maridos”. Sin embargo, esto nos hace detenernos a pensar sobre el tema.

El trato que la mujer recibe en los medios de comunicación, normalmente, tiende a proyectar su imagen como alguien secundario: un ser que necesita del apoyo de un hombre para ser importante. Sólo se colocan en primera plana las muy ligeras de ropa, transformadas en objeto; las que lloran en forma desmesurada, especialmente si lo hacen por sus hijos, o las que son muy conflictivas.

Lamentablemente, estas imágenes son las que permanecen en la retina y en la mente de la sociedad y mantienen a la mujer en un segundo plano, del cual le cuesta mucho salir. A ella se le asignan los quehaceres domésticos para toda la familia, un trabajo oculto a los ojos de la sociedad y sin remuneración. Además, debe asumirlo tenga o no las habilidades para hacerlo, invirtiendo sus horas más valiosas en labores rutinarias que poco aportan al desarrollo de su espíritu e intelecto. De esta forma, si una mente como la de Einstein hubiera nacido en el cuerpo de una mujer, con el quehacer de la casa, no habría tenido tiempo para formular la Teoría de la Relatividad. Un talento como el de Bethoven, en un ser del sexo femenino, no habría compuesto sus magníficos conciertos y, posiblemente, la comida elaborada por sus manos, no habría producido el mismo placer a las generaciones venideras que sus sinfonías.

Mientras tanto, el hombre prolijo que haría bien las labores de la casa y que, a veces, no tiene ideas ni talento que aportar al mundo público, debe salir a éste porque la sociedad lo impone, para ser proveedor de la familia.

Aunque hoy existen algunos cambios al respecto, éstos aún son insuficientes y el “machismo renovado” surge en la mente de hombres y mujeres y hasta en los periódicos, como producto de una larga historia de roles impuestos por la costumbre, en vez de ser escogidos y compartidos.

Los medios de comunicación como reflejo de la sociedad en que vivimos ,siguen asociando y difundiendo, masivamente, una imagen masculina en los cargos y temas importantes y una femenina en los roles secundarios. Además, responsabilizan a la mujer de todo lo que ocurre en el hogar y a los hijos que nacen, al menos así lo entiendo, como fruto de la relación de un padre con una madre.

No extraña por lo tanto, pero si es necesario hacerlo notar, que en vez de entrevistar a la candidata a la Presidencia de la República, la semana anterior a la elección, hablen con las señoras de dos de los candidatos. Tampoco que a ellas se les señale como “clones de sus maridos”, en vez de destacar sus propias ideas o acciones. O que se espere que si sus esposos triunfan, asuman una serie de cargos, que no asignarían al esposo de ninguna candidata.

Si una mujer ganara las elecciones chilenas, con o sin esposo, le correspondería de seguro desempeñar un doble rol: el de Primer Mandatario y el de presidenta o vice presidenta de todas las instituciones habitualmente asignadas a las esposas de los presidentes. Si sucede lo contrario, las esposas deberán, quieranlo o no, echar sobre sus espaldas un sinnumero de cargos y actividades que, posiblemente nunca quisieron ejercer o no están preparadas para desempeñar.

La imposición de roles de todo tipo en nuestro país, es una irracionalidad que es necesario repensar, si queremos vivir en una sociedad mejor y más feliz .

1 Comments:

At 8:41 a. m., Blogger Julio Suárez Anturi said...

Tengo una opinión dividida, Violeta, con relación a lo que dices en este texto.
Estoy de acuerdo en que el rol que la sociedad le ha asignado a la mujer no es equivalente al del hombre. De aquí se desprende que estoy de acuerdo en que Einstein probablemente no habría podido desarrollar su genialidad de haber sido mujer.
Sin embargo, hay muchas mujeres grandes en la ciencia. Para empezar Marie Curie, por ejemplo, o en los reinos de Europa y Rusia en el pasado.
En cuanto a que sea malo que entrevisten a las esposas de los candidatos, no estoy de acuerdo. No comparto lo que tú dices.
Precisamente, la candidata tiene suficiente prensa, mientras que las esposas se ignoran permanentemente. ¡Qué bueno que las hayan entrevistado y mostrado como un pilar de los candidatos!

 

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