12.03.2006

Consumidor alerta: Un seguro para reconocer la verdad

Frente a un gran titular de diario que dice: “Juan González es el peor entrenador de la Selección” una mayoría inocente piensa de inmediato que se afirma es cierto. Sólo los que entienden el proceso de la información, leen más allá y se preguntan: ¿quién dijo eso? ¿Le conviene al periódico donde aparece, que todos crean lo que allí se dice? ¿O venderá más ejemplares por poner esa aseveración? ¿Es Juan González, un opositor a ese medio informativo o lo ha ofendido de alguna forma?

Con frecuencia los lectores comunes no se cuestionan nada y creen a pie juntillas lo que se dice en letras de imprenta. El periódico afirma algo que tal vez dijo el peor enemigo del afectado y da lo mismo que sea o no la verdad. El medio no se expone a nada porque, en letra muy chica, aclara quien emitió esa opinión.

El problema para él o los afectados con este tipo de información es mayor si se trata de un diario de alta circulación o de una radio o canal de televisión de alta audiencia, porque serán muchos los que se queden con lo que allí se afirma: “Juan González es el peor entrenador de la Selección” sin pensar en quién lo dice.

La verdad como valor, importa poco hoy. Además, si se trata de discutir el tema, no faltara quién diga que ésta es subjetiva. Lo que para alguno es azul para otro es rojo. Sin embargo, hay hechos muy objetivos como el robo, el crímen y muchos más, que son verdades muy concretas.

Para reconocer cuál es la verdad de lo que se afirma, se requiere no sólo una formación más crítica del consumidor de medios informativos sino también que exista una representación variada de líneas de pensamiento y tendencias ideológicas en la información, lo que ya no sucede en Chile.

La concentración de la propiedad de los medios informativos en representantes de una sóla ideología no parece sana. Va en contra de la tan popular transparencia que se solicita en todo tipo de actividades y puede, por lo tanto, favorecer la corrupción. También hace posible condenar a inocentes sin posibilidad de defensa frente a la opinión pública.

El país requiere con urgencia mayor formación de los consumidores de medios informativos e idealmente, un mayor equilibrio de tendencias en los dueños de los medios de comunicación.

Sólo así, con un abanico de posibilidades de información, el lector podrá llegar a su propia percepción de la verdad que nace de escuchar, leer o ver el acontecer nacional desde diferentes miradas y seleccionar la que prefiere.