El hombre ¿sólo amigo del perro?
Cada cierto tiempo aparecen en lo medios de comunicación noticias relacionadas con la defensa de los perros vagos y se difunden con profusión las marchas y protestas contra quienes toman medidas sanitarias para eliminar a estos animales. Surgen entonces declaraciones públicas sobre esta atrocidad que, a veces tiene fines sanitarios como, por ejemplo, evitar la propagación de la rabia a los humanos. El fin no justifica los medios, podríamos decir en este caso, especialmente si existen otras fórmulas como las sugeridas por algunos de los defensores de estos animales que los dejarían estériles pero vivos.
Resulta curiosa la reacción de la comunidad frente a estos temas. Nunca he visto o escuchado una conducta similar, con marchas de protesta y debate público, sobre la masiva matanza de gallinas, pollos y similares que, además, se exhiben en las vitrinas de los supermercados para que cualquiera pueda comprarlos y comerlos. También estos se publicitan asados, en colores tan tostados como si regresaran recién de la playa, para atraer con sus imágenes a los posibles consumidores.
A los mismos que defienden a los perros vagos no los he visto rechazar un buen asado dominguero o expresar lástima por esos pobres animales que matan en las corridas de toros de la televisión extranjera, a vista y placer de un numeroso público, que como en el Coliseo romano lo hacían con los cristianos, se reúnen ahora a deleitarse con la sangre y dolor de los toros.
La raza humana tiene reacciones curiosas y desiguales frente a los otros seres vivos. Existen cazadores y pescadores que hacen del matar un deporte y gozan cuando las aves que nos deleitan con sus cantos y vuelos caen abatidas, aunque sólo sea por el placer de haber apuntado con sus armas en el lugar acertado. También son muchos los industriales y comerciantes que viven de la matanza de vacunos, ovinos y bovinos que tienen el mismo derecho que los perros a su propia existencia. Y lo que es peor aún, se aprueban leyes que favorecen el aborto, que dicho en buen castellano es la muerte de los hijos humanos propiciada por los propios padres.
Resulta extraño entonces que cuando se trata de perros la gente se agrupe y los defienda públicamente ¿Será que el hombre es el mejor amigo del perro y no al revés, como siempre se dice?
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