Comunicaciones: El derecho a elegir en 2006
Elegir lo que se desea ver, leer o escuchar es uno de los derechos básicos de las personas. Para ejercerlo, sin embargo, es necesario tener alternativas, lo que actualmente no sucede en Chile. Si desea informarse o entretenerse haga zapping y se encontrará con ofertas demasiado similares que no permiten optar. Los mismos programas, las mismas noticias, los mismos enfoques están en todas partes.
Los periodistas, salvo raras excepciones, asisten a las mismas conferencias de prensa y destacan las noticias policiales, los contenidos faranduleros y las imágenes más morbosas de delitos o de sexo. Se repiten los contenidos en todos los medios informativos, con excepción relativa de algunos diarios, que ofrecen un poco más de variedad. No sólo se ha terminado la búsqueda de “golpes noticiosos” sino la diferencia de tipos de programas que antes caracterizaba a los canales de televisión. A lo más se encuentra algo mejor en los peores horarios, cuando ya se debe conciliar el sueño para salir a trabajar al día siguiente.
El comentario que escuchamos en la opinión pública durante un año entero es la falta de posibilidad de optar por algo de mejor nivel, menos burdo, sangriento o sin imaginación. Esto se torna especialmente dramático para quienes carecen de los recursos para pagar una conexión a la televisión por cable. Lamentablemente, los únicos que no escuchan este grito del público son los que dirigen las pautas programáticas o informativas. Ni siquiera se pide que dejen de poner lo que desean. Sólo que den opciones distintas en horarios posibles de escuchar o ver.
En esta fecha, muchos planifican lo que ofrecerán al público masivo y establecen sus líneas de acción y parrillas programáticas. Quienes forman el público que lee, mira o escucha lo que ellos determinan, dependen durante todo el año de los criterios de estas personas apliquen. La opción hasta ahora sólo es apagar el televisor o la radio.
Junto con desear un buen año a los ejecutivos de los medios, el público teleauditor, auditor o lector pide que se les dé variedad para elegir de verdad lo que quiere. También que se ajusten realmente a las necesidades de sus televidentes, auditores o lectores, sin dejarse engañar por el ratting o por encuestas que no tienen una muestra representativa . También que impulsen el desarrollo cultural del país en vez de disminuirlo.
Si todos pudieran participar en estas pautas del año, sin duda la oferta sería diferente a la de hoy. Entre otras cosas porque primaría una gama de temas capaz de otorgar satisfacción a todos y no una planificación que pone énfasis en un solo tipo de materias pensando que atraen a un público que cada vez está más descontento.
El argumento al elegir lo que se va a hacer durante el año es principalmente la rentabilidad económica que el medio va a obtener. Poco importa si lo que se dice corresponde a la verdad, si aporta a la cultura, al bienestar de todos o promueve acciones que van contra cualquier tipo positivo de convivencia y desarrollo del país.
El descontento con los medios de comunicación crece entre aquellos que tienen una preparación suficiente para darse cuenta del daño que pueden producir los programas de prensa amarilla, el copucheo farandulero y todo aquello que mantiene a los chilenos en un plano de desarrollo intelectual muy básico, en vez de ofrecer mayor cultura para resolver sus problemas. Lamentablemente los problemas que se crean son a largo plazo y van contra el crecimiento incluso económico del país.
Los medios informativos tienen un rol social muy importante y un poder de desarrollo de la sociedad que puede aportar mayor bienestar a todos. Es importante entonces que en esta fecha del año, quienes planifican piensen en el futuro de sus propios hijos y no los mantengan adormecidos escuchando vanalidades para que unos pocos, más despiertos que ellos, hagan fortuna a su costa .
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