6.18.2006

Un seguro para canosos

Cuando se ha pasado la barrera de los 35, cumplir años en este país, constituye un peligro y debería crearse un seguro especial para canosos, que les permitiera continuar trabajando en lo que les gusta hacer y entregar sus talentos para beneficio de la sociedad. Y digo 35, sin exagerar, porque esa es la edad límite preferida por quienes anuncian en los periódicos las contrataciones a nuevos cargos.

En Chile, la experiencia se deshecha y cada nuevo gobierno o administración de empresa, vuelve a comenzar y a cometer los mismos errores que otros habían superado con la práctica en el ejercicio del cargo. Y si a los de cuarenta puede ser difícil obtener un nuevo trabajo, al adulto mayor le es prácticamente imposible.

Peinar canas en este país sólo sirve para constituirse en el cliente preferido de las farmacias o de las agencias de viajes. A los adultos mayores se les condena a hacer manualidades y a viajar en temporada baja, cuando los demás no quieren ir a las playas porque no hay sol.

Resulta difícil a quienes han desempeñado cargos de responsabilidad o desarrollado su intelecto, vivir la relegación que esta sociedad impone a la tercera edad, a la cual no sólo se le impide sentirse útil produciendo su propio sustento sino se le traslada al sector de los trastos viejos donde sólo puede hacer recuerdos de tiempos idos y dedicarse a “pasarlo bien”, según los cánones de los jóvenes que diseñan esos programas. Por eso no les queda más alternativa que hacer gimnasia al compás de la música electrónica en vez de los boleros y jugar a ser un incapacitado mental que sólo puede hacer manualidades.
Los únicos que se salvan de este destino son los emprendedores. Los creativos que tienen la fuerza para luchar contra la corriente que los arrastra a la inutilidad cuando aún se sienten vitales y podrían aportar a este país en el que se cometen tantos errores.