La estresante vida "amarilla" de la TV
Los noticieros de televisión chilenos, en su deseo de mantener la sintonía, poco a poco van a conseguir el efecto contrario. Los teleauditores comentan cada vez más que se ven en la alternativa de elegir entre escucharlos y aumentar su estrés o simplemente apagar el televisor.
El problema de fondo es que en éstos informativos se escoge destacar, principalmente, una parte de la realidad: los principales accidentes, robos y asaltos del día, porque según se dice, aumenta el ratting. Cuando les faltan crímenes en Chile, destacan hasta en sus más íntimos detalles, los dramas que ocurren en el extranjero, que indudablemente deben ser informados, pero sin la morbosidad que se usa para desatar las emociones del público.
Si los medios de comunicación, en general, escogen entre todo lo que nos ofrece la vida, destacar los hechos policiales, la realidad que se proyecta es más negra o “amarilla” que la que percibimos a diario en forma directa y da la sensación de que estamos sumidos en el caos. Como si esto fuera poco, las noticias de este tipo se repiten varias veces al día y se detalla hasta el cansancio, un mismo hecho policial puntual, la mayoría de las veces poco relevante.
La cantidad de espacio televisivo dedicado al sector policial aumenta su importancia, desvirtúa la realidad y mantiene a la sociedad en un estado de alerta permanente, que la lleva a un grado innecesario de estrés.
Las personas mayores, que están mucho tiempo en casa escuchando las noticias que dan los medios de comunicación, ya no se atreven a salir. Según lo que allí perciben, hacerlo constituye un riesgo tremendo y prefieren mantenerse protegidas en su hogar, aunque ni eso les produce ahora la misma sensación de seguridad de antes, porque también han visto los detalles de las noticias de asaltos a las casas.
Sin duda, la televisión “amarillista” no contribuye a la calidad de vida ni a la salud mental de los chilenos. Especialmente de aquellos que, por distintas razones, deben permanecer mucho tiempo al interior de sus casas, sin un contacto directo con la verdadera realidad, que es bastante menos aterradora.
Según las cifras que reflejan los estudios sobre el tema, la delincuencia no ha aumentado en la forma que se percibe ¿quiénes, además de los psicólogos y psiquiatras, se benefician con esta sensación de inseguridad que transmiten los noticieros de televisión? Muchos. Entre los que se incluyen los mismos medios de comunicación que piensan que así aumentan su público.
Sin embargo, si queremos, podemos hacer el cambio a muy corto plazo. Sólo el tiempo que nos demoremos en darnos cuenta, masivamente, de que para lograr una mejor calidad de programación, basta con apagar el televisor y cambiar la manera de informarnos.
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