Asesinato de imagen “a la chilena”
Los “garabatos”o groserías eran, hasta hace poco tiempo en Chile, palabras que no se decían en público, especialmente en los estratos medios y altos. A las mujeres se les enseñaba a excluirlas de su vocabulario y a los hombres, a evitarlas delante de ellas y de los mayores: “por respeto”. La televisión usaba unos “bip-bip” para reemplazarlos, la radio se los saltaba al editar sus grabaciones y la prensa escrita, salvo los periódicos muy transgresores, los excluían de sus páginas.
En no más de cinco años, el panorama cambió radicalmente y la moda impuesta o reflejada por los medios de comunicación, no sólo dejó a la vista todo lo que antes se ocultaba, sino comenzó a destacar aquello con especial regocijo ¡Y pobre del que se oponga! A ese se le tilda con apodos burlescos que aluden a su incapacidad de evolucionar con la rapidez que requiere el mundo actual. Una evolución “a la chilena” que no se sabe de dónde viene, ni a dónde va y determina, usando un poder fáctico, que todo lo que antes se consideraba políticamente correcto en la actualidad es incorrecto.
La realidad giró en 180 grados y, ahora, todos hablan en privado sobre el desagrado que les produce este mundo burdo pero no se atreven a hacerlo en público, para no parecer pacatos.
Más allá de las peculiaridades de nuestra sociedad, el fenómeno que algunos consideran como un “destape” trae como consecuencia un problema evidente de comunicación, herramienta vital en un mundo globalizado. Esto hace que algunos extranjeros crean, como le sucedió a un amigo de Guatemala, que los chilenos no hablan español, sino una jerga difícil de entender. En ésta se reemplazan casi todos los sustantivos y verbos por “la palabreja aquella”, como el distinguido académico Arturo Fontaine Aldunate, denomina al más socorrido de los términos de nuestro limitado vocabulario. Se animalizan las cosas, como grafica magistralmente Lukas en su libro “El bestiario del Reino de Chile” y, como si fuera poco, ahora se usan hasta en los medios de comunicación masiva, términos nacionales que la sociedad considera burdos y procaces.
El lenguaje verbal en nuestro país es cada vez más pobre y local, alejándose así de la relativa universalidad del idioma español. Contrasta en forma evidente con el hablar fluido y correcto de las “nanas peruanas” que desempeñan trabajos domésticos para patrones cada vez menos letrados y con el alto nivel de las expresiones culturales del teatro y otros espectáculos que vienen del otro lado de la cordillera.
A medida que Chile avanza económicamente, en vez de subir de nivel cultural, se va degradando públicamente y su lenguaje empobrecido se hace poco entendible para quienes hablan el español en otros países o lo aprendieron para hacer negocios y visitar estas tierras.
Más allá del desagrado que produce a gran parte de los chilenos, esta especie de dialecto, constituye una pérdida importante de vocabulario y una barrera evidente para el entendimiento con los extranjeros, indispensable en un mundo global. Igualmente, usando una expresión de moda, es “un asesinato de imagen” para Chile, considerado antiguamente como uno de los países más cultos de Latinoamérica.
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kakjsakjs la weá fome po'h wn fome xuxetum@re kjaskjas waeonao penka kjaskjas
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