8.16.2005

¿Una televisión para pueblo chico?

El barómetro de calidad de los noticieros centrales de la televisión chilena entregó recientemente los resultados de una medición de diez emisiones de cada informativo central de los canales abiertos, en un período de 10 semanas. Los resultados muestran que estos dedican prioritariamente el espacio a deportes ( 27,1%); policía (12%) y política (11,8%). Lo que no se mide o al menos no se difunde, es la forma en que se enfocan estos temas que incluyen, normalmente en detalle, los últimos chismes de las estrellas del deporte, la política y de los involucrados en casos policiales.

Los medios de comunicación tienen según algunos expertos, entre otras funciones, la de “encender conversaciones”. Tal vez por eso, el país se ha centrado en hablar los temas propios de un pueblo chico, sin deseo de ofender a éstos, abandonando un enfoque de más alto nivel para los problemas. Posiblemente por eso, hoy se habla, durante horas, de lo malo que es el entrenador de un equipo de fútbol, cuando se pierde el partido, en vez de ocupar ese tiempo en practicar deportes o se disfruta criticando, desde el tibio living de la casa, lo que otros hacen para solucionar, en terreno, los problemas.

Los noticieros centrales están entre los espacios de mayor audiencia de la televisión, un medio de comunicación que, por su poder, es el preferido de las empresas de publicidad para difundir los avisos de sus grandes clientes. Si estos subieran el nivel de los temas que tratan e incluyeran otros, tanto o más importantes que los que privilegian hoy sería posible, quizás, mejorar las decadentes conversaciones que se escuchan a diario y, como consecuencia, incorporar a los hablantes a acciones positivas para solucionar sus problemas.

Los objetivos de la televisión, según la primera ley de 1970, son: afirmar los valores nacionales y la dignidad de la familia; fomentar el desarrollo de la educación y la cultura e informar objetivamente sobre el acontecer nacional e internacional.
¿ En qué lugar del camino se diluyeron estos buenos propósitos?